

Tres vidas en una para este tejo que crece sobre la boca de una cueva, en las inmediaciones de una pequeña cascada. Sus primera etapa (1 - en rojo) transcurrió en lo alto de un talud casi vertical, hasta que cayó quedando en posición prácticamente horizontal. A partir de ese momento desarrolló una segunda etapa (2 - azul) hasta que volvió a caer, conservando de nuevo raíces en la base original y apoyó la punta en el suelo. Desde ese momento desarrolló la tercera etapa (3 verde). Cuando uno se acerca, parece contemplar un tejo enteramente normal, pues lo que se ve a simple vista son esas ramas de la tercera etapa perfectamente verticales, que son las que conservan casi toda la fronda.
El poeta Lucano, en el siglo I, parece referirse a este mismo fenómeno, cuando describe los horrores que habitaban el bosque sagrado de los masaliotas que César mandó derribar:
"Se decía que las cavernas del bosque exhalaban prolongados mugidos; los tejos, desarraigados y tumbados en tierra se erguían de nuevo,la fronda aparecía como envuelta en un vasto incendiosin consumirse, y los dragones se deslizaban enroscados a los robles. La gente jamás visitaba este lugar reservado a los dioses. Ya esté Febo en la mitad de su curso o la noche sombría envuelva el cielo, el propio sacerdote teme entrar y le espanta ser sorprendido por el señor del bosque."


