Uno nunca sabe donde es más importante el árbol, sí en la soledad y en el desamparo de los desiertos en los que llegaremos a venerar incluso su sombra o en las inmensas selvas donde los árboles reinan omnipresentes y ofrecen soporte para la vida y el espíritu.
África tiene todos los paisajes y aunque las dificultades para escoger un árbol y una leyenda son evidentes, nos hemos decidido por esta de los Malinké (Guinea).
Hace no mucho tiempo, vivía un hombre llamado Bakary que cultivaba un huerto al pie de la montaña. A pesar de que trabajaba mucho, el terreno era muy malo y no daba buenas cosechas. En mitad del huerto crecía un árbol llamado ‘Tali’, alto y grueso como una Ceiba, por sí solo recuerda un bosque. Pero es tan venenoso que si se comen sus frutos o sus semillas se muere en menos de media hora. Mata como un trueno, de un solo golpe. A los espíritus que llaman guinné les gustan estos árboles y en ellos fijan con frecuencia su residencia. Si se ve algún agujero en el árbol se puede estar seguro de que hay uno de estos diablos dentro y el Tali del huerto de Bakary, sin duda, estaba habitado.
Un día Bakary prometió un gallo blanco al diablo del Tali, si le ayudaba a obtener una buena cosecha. Aquel año el arroz y el ñame crecieron como nunca antes, pero Bakary olvidó su promesa. Ofreció un huevo, pero no el gallo y ¡como no!, el diablo se enfadó. El tercer día de la recolección, estaba el hombre trabajando en el huerto con su familia; se encontraba cerca del Tali cuando se sintió enfermo y casi inmediatamente, antes de llegar al poblado, murió.
Los viejos tomaron una nuez de kola y dirigéndose al árbol le preguntaron:
- ¿Es el diablo que habita el Tali quien ha matado a Bakary?- le preguntaron.
Abriendo la nuez, echaron las dos mitades al aire y ambas cayeron del mismo lado, por la parte exterior. Señal de que el diablo respondía que sí.
miércoles, 9 de julio de 2008
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http://www.palabravirtual.com/index.php?ir=ver_poema1.php&pid=12294
Rosario Castellanos. Poema: AL ÁRBOL QUE HAY EN MEDIO DE LOS PUEBLOS
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