martes, 13 de febrero de 2018

SE NOS FUE MANOLO CORCES

Y después de la entrada anterior esto parece una página de despedidas, pero este final del invierno viene así de crudo, con un frío que nos cala hasta los huesos. Desde su aldea de San Esteban de Cuñaba Manolo nos ha enseñado a mirar el mundo de otra forma. Sin palabras grandilocuentes pero con gestos y árboles plantados y mirados con respeto. Con un conocimiento profundo de la tradición y un sentido de defensa de lo propio que nos ha servido de inspiración. Con un contagioso sentido común y un siempre estar con los pies en la tierra, la manos en la madera y la mirada en el bosque. No lamentamos su muerte después de una vida grande, sino el vacío que nos deja a amigos y vecinos y la ausencia irreparable que queda en su casa y en su montaña. Damos un abrazo enorme a la desconsolada Manolita, e intentaremos seguir con lo que no pudiste terminar.

1 comentario:

DIGÁMOSLO ASÍ dijo...

Recorde una historia que me contaba mi abuela, que en paz descanse. Ella era joven pero le debio causar impresión, la misma que me causo a mi. Memoria es emoción. La familia de mi abuela tenian caseria en la parroquia de Perlora, Carreño. Fructuoso que asi se llamaba el padre de mi abuela tenia un hermano llamado Rafael que vivia en la parroquia de Guimarán y que era muy curioso haciendo paxos con lo que todos los años en época de hacerlos, los visitaba por el tiempo necesario y siempre en acabando el dia y entiendo la labor y tambien la luz se quedaban tranquilamente hablando imagino que a la luz de un candil en la cuadra o bajo el horro, los dos hermanos solos. Hasta que la luna salia y permitia a Rafael ver el camino por los montes de vuelta a casa