domingo, 8 de marzo de 2009

ESPIRAL



El cuerpo de Merlín había desaparecido. Se había fundido en la selva, confundido con ella, se había convertido en madera viva, cortezas, raíces, hojas verdes y hojas secas, semillas germinadas, savias ascendentes... Estaba en todos los árboles de todas las edades y tamaños, en sus ramas y en sus hojas, sus frutos y sus yemas. La bendición tranquila del bosque y su fuerza ilimitada le llenaban y el inundaba el bosque con su comprensión, su gratitud y su amor. (Barjavel El Encantador)

Merlín vela desde el claro del bosque de Broceliande. Su espíritu se manfiesta a quien sabe reconocerlo en los árboles inmensos, en el borboteo de las fuentes, en la brama de los ciervos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La floresta. Bosque a dentro. Gabriel Celaya. ANTOLOGÍA POÉTICA

«En el silencio del bosque las mágicas presencias brillan fugitivas y muestran sin nombrarlo lo que un día fue cierto y hoy parece increíble. Allá en el bosque sigue la antiguedad sagrada sentida quizá sólo como un temblor de frondas o unos pasos furtivos del que nunca aparece allí, muy cerca nuestro, nos mira el que no vemos. Son dioses y animales, hombres-niños y seres para los que nos faltan nombres en nuestro pobre mundo humano, sólo humano, moderno y limitado. Y es lo real, la vida que simplemente late pero tan sólo existe como metamorfosis de sí misma en sí misma, pues su aspecto no cuenta y solo reina el ritmo del que no tiene nombre. Por eso me da miedo caminar bosque adentro, porque sé que no existo, y allí desaparezco.»