Se cuenta que un indio salió de la reserva para pedir un préstamo en un banco. En la ventanilla le explicaron que debía tener alguna propiedad para responder en caso de que no pudiera finalmente devolver el préstamo en el plazo. Al indio le pareció muy lógico y dijo que tenía una manada de cientos de caballos.
-¡Perfecto! - dijo el banquero y acordaron un precio por cabeza y el número de caballos que respondería en caso de impago.
Llegado el día acordado, el indio se presentó con una cantidad mucho mayor. Le habían ido bien los negocios y una vez hecho el pago el banquero le ofreció la posibilidad de guardarle su dinero y le explicó que cuando necesitara algo, podía ir en cualquier momento a recogerlo. Al indio le pareció muy lógico y empezó a contar las monedas de plata sobre el mostrador. Pero cuando el banquero hizo ademán de recogerlas, el indio puso sus manos sobre el dinero y dijo:
- Supongo que ustedes también tendrán caballos.
martes, 28 de diciembre de 2010
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