martes, 6 de octubre de 2015

domingo, 12 de abril de 2015

CARTA ABIERTA SOBRE EL TRAIL DEL SUEVE

En los últimos tiempos, el Sueve y sus tejedas han cobrado un protagonismo merecido por la singularidad y relevancia de sus valores naturales, pero indeseable desde el punto de vista de la conservación. La paradoja está servida, algunos de los enclaves silvestres de mayor interés, deberían conocerse y protegerse de manera adecuada, para prevenir y evitar su destrucción; pero al mismo tiempo se inicia su deterioro cuando comienzan a conocerse y visitarse de forma masiva. Viene siendo habitual que las administraciones que tienen el deber y las competencias para la conservación del patrimonio, en vez de garantizar su protección, se dediquen a promover, publicitar y vender la “gallina de los huevos de oro”, antes aún de haber evaluado siquiera el impacto de nuevas actividades. Siguen el viejo lema del mercader “cuanto más mejor”: más visitantes y turistas, más negocio y más desarrollo mal entendido. Dentro de esta dinámica, se ha desarrollado el 5 de Abril, el llamado “Trail del Sueve, la pisada del Diantre”, carrera que ha atravesado los ecosistemas más frágiles de la sierra del Sueve. No cabe duda como aseguran los organizadores, de que tenían todos los permisos del ayuntamiento y consejerías; al fin y al cabo a los responsables de concederlos nunca les ha interesado un ápice hasta la fecha la conservación de estos ecosistemas. La tan cacareada declaración del Paisaje Protegido del Sueve y otras figuras de protección (Monumento Natural, etc.) que se han ido barajando para la propias tejedas, son simples anuncios preelectorales que se olvidan de una a otra legislatura. El Plan de Manejo del Tejo continúa siendo papel mojado y no ha desarrollado ni uno solo de los artículos que deberían haber amparado este espacio desde el 2001. Desde hace ya décadas colectivos de científicos y conservacionistas han venido advirtiendo sobre la necesidad de controlar incluso el número de senderistas, habida cuenta de la decadencia acelerada de estos ecosistemas. Es preciso recordar que en febrero de este mismo año se celebró el VIII Conceyu del Texu promovido por más de treinta asociaciones de la cultura, el arte y la naturaleza, que solicitaban la protección urgente de estas tejedas. Y ya en 2006 como respuesta a la desidia de las administraciones, un grupo de expertos publicaba el Manifiesto para la Protección Integral de los “Texedales del Sueve” expresando todas estas preocupaciones. Poco después se redactaba el “Decálogo ético para la visita y conservación de los árboles y bosques monumentales silvestres”, como respuesta al creciente deterioro de estos medios por actividades turísticas masificadas. Se han celebrado congresos y publicado estudios de todo tipo en la misma dirección, pero todo esfuerzo se estrella una y otra vez con la incompetencia crónica de las administraciones. En este contexto los organizadores del citado trail abrieron la inscripción para un número de hasta 350 corredores. Han sido finalmente 143 los que han cruzado la Biescona y el área de las tejedas por la parte más pendiente y de suelo más frágil que ya sufre un alarmante deterioro por la erosión que producen los gamos y jabalíes principalmente. Tenemos el ejemplo del Barranc del Horts en Valencia donde un número de visitas creciente e insostenible terminó generando la caída de árboles centenarios junto a los senderos, al no poder soportar la presión del pisoteo continuado de los senderistas sobre sus raíces. Aún más preocupante es esta modalidad de trail que tiene un impacto mucho mayor sobre el suelo y las raíces de los viejos árboles, por la propia pisada del corredor y la masificación de la actividad. Se crea un lamentable precedente, pues tradicionalmente los grupos de montaña han sido no solo respetuosos, sino actores comprometidos en la preservación del patrimonio natural y cultural de los espacios en los que actuaban. Para poner en contexto la situación es preciso decir que hablamos de uno de los pocos espacios naturales de cierta relevancia que queda en toda la rasa costera asturiana. Desde que se introdujo el gamo en esta sierra en 1960 con fines cinegéticos, el crecimiento desmedido de su población ha provocado la falta de regeneración absoluta del bosque, el agotamiento de los pastos y una erosión por pisoteo y hozado de jabalíes que este año es especialmente preocupante. En estas condiciones los herbívoros recurren como fuente de alimento al arbolado que ya sufre una presión muy intensa. Es difícil de entender que una carrera de estas características haya de atravesar justamente este hábitat, integrado por un conjunto de árboles centenarios, praderas, matorral y roquedos, de importancia excepcional puesto que constituyen el entorno de la última tejeda de cierta entidad que queda en toda la Europa Occidental. Justo en esta zona que han atravesado los corredores, desde el Pienzu hasta la Texuca, la pendiente es muy pronunciada y no existe ningún sendero. Es precisamente en esta área más abierta donde se podría esperar cierta regeneración del bosque que en ningún modo se produce dentro de la propia tejeda por la intensa sombra y competencia. El trail en cuestión es lo último que necesitaban estos suelos en este momento crítico, tras décadas de sobrepastoreo y un año en el que se ha manifestado de forma aún más alarmante el deterioro. Incluso en los senderos desde la Texuca hasta Cordobana y en el hayedo de la Biescona, se debería evitar la masificación que supone una amenaza para estos lugares excepcionales, del mismo modo que en Muniellos, se controla de manera adecuada el número de visitantes. Por otra parte, el efecto llamada de la apertura de nuevas vías y actividades, tiene unos efectos preocupantes e imprevisibles sobre la utilización futura de esta ruta. Como si no hubiera espacio suficiente para correr, se han ido a escoger algunos de los bosques más antiguos y a la vez castigados de nuestra geografía. Imagine por un momento el lector que alguien quisiera organizar un trail por mitad de los parterres del Jardín Botánico hacer una carrera multitudinaria pisoteando los jardines del Parque San Francisco. Dudo que se permitiera tampoco sobre el césped de un campo de golf. Ni siquiera en un prado con estas características de humedad y pendiente pronunciada, sería aconsejable celebrar un certamen de este tipo. Las noticias de los periódicos sobre el “grandísimo éxito” de este evento no dejan de recordar el “grandísimo éxito” que tuvo la introducción del gamo en el Sueve, que incluso hoy día defienden algunos. Por desgracia algunos éxitos suponen un daño a veces irreparable para la pradera y los suelos y por tanto para las actividades ganaderas tradicionales y el ecosistema en su conjunto. La incapacidad del gobierno asturiano para arbitrar alguna figura de protección para este lugar, propicia esta situación. No cabe duda de que los organizadores de la carrera actúan de buena fe, pero especialmente montañeros y promotores de este tipo de eventos, han de ser prudentes y responsables a la hora de convocar cualquier actividad en la naturaleza, máxime en estos espacios que toleran tan mal las visitas multitudinarias. Pero, ante todo es obligación de las administraciones regionales y locales, preservar este patrimonio y arbitrar las medidas necesarias para evitar todo tipo de amenazas, en vez de permitir o promover directamente eventos de estas características, haciendo una continua dejación de funciones. Es preciso apelar al buen sentido de los grupos y personas que han participado u organizado, para que en posteriores ediciones si las hubiera, se haga un cambio de trazado con alternativas como El Fito – La Llama u otras que eviten el verdadero asalto que supone el paso masivo de corredores por el área de las tejedas. PD. Para mayor información sobre estas tejedas y algunos de los documentos mentados: http://issuu.com/tejedassueve/docs/tejedas_del_sueve__informe_para_su_gesti_n_

miércoles, 28 de enero de 2015