miércoles, 27 de diciembre de 2017
Y TÚ DE QUIÉN ERES???
Se debatía en un grupo conservacionista sobre los problemas de regeneración de un bosque, a causa de diversos factores. Las opiniones eran encontradas y, entre ellas, destacaba por su visceralidad la de un ecologista que, tras un análisis de la situación, había concluido que el problema eran los paisanos y sus ganados que no permitían la renovación del bosque. Su propuesta, basada en un cálculo matemático simple, era la “jubilación anticipada” de un importante tanto por ciento de los ganaderos. Por supuesto –decía condescendiente-, con las compensaciones pertinentes.
Pero la aritmética raramente casa con la situación real de la gente del campo y sus paisajes. Si examinamos el perfil del “experto” en cuestión, se comprende muy bien la línea de pensamiento: un ecologista, como decíamos, cuya vida ha transcurrido trabajando en la capital para una gran multinacional y cuya afición principal era la visita a los bosques, durante las frecuentes huidas de fin de semana y vacacionales. Prejubilado, dentro de los planes de esa corporación que hace “reconversiones industriales”, a costa de las arcas públicas, siente una patológica aversión hacia los paisanos a quienes considera responsables de la decadencia de los ecosistemas naturales. Curiosamente, su “plan de viabilidad” parecía olvidar que esos mismos campesinos, pastores y ganaderos, convivieron por generaciones incontables con el bosque en cuestión y las políticas de gestión cinegética a cargo de administraciones regionales irresponsables, habían propiciado el deterioro de aquel equilibrio. Su receta miope y simplista era la aplicación de una reconversión industrial semejante a la que le habían aplicado.
La tendencia a la generalización, en base a las estrechas experiencias de índole vivencial, personal o científica, sin el necesario esfuerzo de contextualización, nos lleva a errores y aberraciones; mucho más graves y frecuentes de lo que pudiera parecer, en todos los ámbitos de la gestión de la naturaleza y de los patrimonios culturales. Una buena pregunta que puede servir de base a la crítica o la autocrítica es la que nos hacían a los niños en el pueblo: ¿Y tú de quién eres? – nos preguntaban para situarnos adecuadamente.
En esta formulación radica una gran parte de las explicaciones que aclaran de dónde venimos y adónde vamos, lo que pensamos y cómo nos comportamos. Muchas veces es el resultado de una trayectoria vital o profesional, el que nos permite simpatizar o empatizar, el que nos hace aliados o extraños… Pero uno se pregunta muchas veces si demasiadas decisiones trascendentales de las políticas y las gestiones de los territorios y las sociedades, no están en manos de extraños. Extranjeros, en cierto modo, que terminan dictando sus recetas desde despachos lejanos y prejuicios erróneos. Sin duda hoy hay más jefes que indios, más expertos que paisanos, más funcionarios que campesinos, más políticos que filósofos o poetas… Y así nos va…
Pero si preguntamos ¿y tú de quién eres? con espíritu crítico, acabaremos entendiendo quién financia a quién, a quién benefician las políticas hechas como un traje a la medida de los nuevos déspotas ilustrados, quién niega el cambio climático o favorece los eucaliptales y qué intereses hay detrás de todas estas decisiones. Lamentablemente, los gobiernos regionales o nacionales siempre son de alguien que poco tiene que ver con la democracia o la sociedad. Timocracia es la vieja palabra de moda para definir la política de siempre.
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